Mi abuela regentó una pequeña panadería durante cuarenta años en un pueblo español. Se jubiló a los setenta y dos, no porque tuviera que hacerlo, sino porque quería viajar por España y Europa. A los setenta y cinco, hacía senderismo en parques nacionales como la Sierra Nevada. A los setenta y ocho, seguía cocinando elaboradas comidas para reuniones familiares sin inmutarse. Luego está el padre de mi amigo, que se jubiló a... Leer más. Estos ejemplos inspiran a los españoles, ya que con el envejecimiento de la población y la esperanza de vida creciente en España, evitar estos hábitos comunes permite a los ciudadanos disfrutar de una vejez activa, reduciendo la carga en el sistema de pensiones y sanidad pública, y fomentando una sociedad más vital y productiva.