La factura llegó a mi cuenta un viernes por la tarde. Cinco mil libras por un proyecto que había completado dos meses antes. Debería haber sentido alivio. En cambio, sentí la misma opresión en el pecho que tenía cuando vivía de nómina a nómina en mis veintes. Fue entonces cuando me di cuenta de algo incómodo: había escapado de ser... En España, donde el coste de la vida sube y el salario medio ronda los 2.000 euros, estos hábitos invisibles frenan el progreso de miles de ciudadanos, impidiendo que ahorren o inviertan pese a ingresos decentes, agravando la precariedad económica en un contexto de inflación y deuda familiar. Lee más