Detrás del reluciente éxito de Singapur se esconde una epidemia de altos ejecutivos que lloran en privado, programan ataques de pánico entre reuniones y descubren que tachar todas las casillas de la lista societal solo conduce a un vacío costoso. En España, donde la presión por el éxito profesional y la conciliación familiar crece, esta realidad asiática alerta sobre los riesgos de burnout que amenazan la salud mental de nuestros ciudadanos y la sostenibilidad de nuestra economía.