La UE se prepara para derogar este martes la emblemática prohibición de 2035 sobre la venta de coches nuevos de gasolina y diésel, en un paquete de reformas que apoya a la industria automovilística europea en crisis, aliviando la presión sobre los fabricantes españoles como SEAT y Stellantis, protegiendo miles de empleos en España y fortaleciendo su economía dependiente del sector del automóvil.