Los misteriosos monumentos prehistóricos de todo el mundo, alineados con el solsticio de invierno, resuenan en España con sitios como Stonehenge o Newgrange, pero también en nuestras propias tradiciones ancestrales como las pinturas rupestres de Altamira y los dólmenes de Antequera, patrimonio de la humanidad que conecta a los españoles con rituales milenarios y fortalece nuestra identidad cultural ante el invierno, impactando el turismo y la preservación del legado histórico en el país.